25 de mayo de 2009

Globalización de la Ciencia – Al infinito y más allá...

Globalización es una palabra de moda, la usamos para todo y nos gusta agregarla en comentarios y opiniones. En ciencia, esta palabra de trece letras entrega oportunidades y posibilidades infinitas, nunca antes imaginadas.

Cuando la economía se globaliza, el mundo se hace más pequeño, las barreras geográficas ya no significan tanto, y todo este proceso se ve particularmente reflejado en las ciencias. La globalización cambia la naturaleza de la ciencia y la tecnología porque le da un valor alcanzable y cercano.

Los científicos representan una fuerza laboral técnicamente capacitada, pero también altamente móvil. Esta movilidad favorece el desarrollo de tecnologías y la innovación, además del tremendo aporte que generan estos intercambios de conocimientos y experiencias. La capacidad de generar una visión globalizada de la ciencia ha permitido que diversas universidades del mundo abran sus puertas a programas internacionales (como el en que me encuentro realizando mi Ph.D) y a proyectos que incluyen al menos una colaboración internacional (por ejemplo, proyectos de la Unión Europea como las becas Marie Curie). Pero no sólo universidades, sino que también instituciones han abierto las puertas a científicos Chilenos, algo que antes sonaba tan lejano o inalcanzable. De esta manera, muchos de mis colegas veterinarios se encuentran trabajando en organismos internacionales como la OIE (Organización Internacional de Epizootias), la FAO (Organización Mundial de Alimentos y Agriculura).

Es importante destacar que en la globalización no sólo cuentan quienes están afuera de Chile haciendo ciencia, sino que un rol muy importante lo juegan quienes están en Chile generando cooperaciones internacionales y abriendo las puertas a científicos extranjeros, para capacitarse en Chile y para contribuir a la ciencia local.

Los científicos en cierta manera están muy preparados para la globalización y para este movimiento migratorio que se genera con la ciencia “del mundo”, ya que principalmente la mayoría se concentra donde se está invirtiendo en ciencia. Es por esto que la industria, pero también los gobiernos deben apoyar e impulsar proyectos que involucren colaboraciones internacionales, y considerarlo dentro de las prioridades en las gestión de gobierno.

En el área de las ciencias de la salud, en la cual la Medicina Vetrinaria también juega un rol importante, se han evaluado los beneficios de estas conoperaciones internacionales, demostrando que el porcentaje de publicaciones científicas de autores basado en EE.UU., en conjunto con autores internacionales ha aumentado de un 8% en 1988 a un 20% en el 2005. Los científicos que tienen la posibilidad de generar colaboraciones internacionales benefician a su propio país. En el caso de áreas como salud animal y humana, los investigadores adquieren capacidades tecnológicas, pero el hecho de asociarse en un proyecto común los invita a explorar las potencialidades de sus disciplinas, desafiando los enfoques convencionales, generando respuestas adaptadas a la realidad local.

A pesar de que muchos países no cuentan con los recursos para efectivamente establecer cooperaciones o integrar a los científicos que se encuentran en el extranjero, sí se ven los primeros intentos de generar redes de contactos (como RedCiencia) y de incluir e involucrar a los investigadores locales en el extranjero.

El intercambio y la globalización ofrecen beneficios porque se generan desde una perspectiva constructivista.

Más información sobre este tema:

- Anand N., Hofman K., Glass R. (2009). The globalization of health research: harnessing the scientific diaspora. Academic Medicine. April 2009 – Volume 84 – Issue 4 – pp 525-534.

- Leech m., Scoones I., Wynne B. (2005). Science and Citizens. Globalization and the Challenge of Engagement. Zed Books Ltd., Londres.

7 de mayo de 2009

Porca Miseria!

Porca miseria! Eso era lo que mi abuelo - el Nono Pepe - decía cada vez que se encontraba demasiado enfadado como para decir un garabato peor. Significa literalmente: “miseria puerca”, pero también tiene otros significados que podremos discutir más adelante (porque suelen ser un poco más agresivos e impropios).
No se me ocurre mejor frase para describir lo que el mundo ha enfrentado en los últimos días con la influenza “porcina” (término MUY controversial y no del todo adecuado), especialmente por cómo hemos notado las fallas que han tenido los diversos gobiernos y la prensa en la correcta difusión e información del público general respecto de los riesgos, prevención y procedimientos a seguir respecto a esta enfermedad. Un error tras otro han llevado al pánico y a la mala información de la población.
Nos preguntamos por qué? Cómo puede pasar algo así? La información del riesgo no es algo fácil y se ha estudiado desde hace algún tiempo. El principal problema es el vacío que se genera entre los comunicadores (científicos y gobierno, en este caso) y el público. Este vacío genera que se inventen soluciones, testimonios, datos, etc. para cubrir esa falta de información y se mantenga un círculo vicioso de desinformación, porque la gente exige respuestas inmediatas (AHORA!) para poder reaccionar lo más rápido posible.
Hay muchos puntos interesantes en este debate sobre la correcta información del riesgo. Un factor muy importante es la percepción del riesgo por parte de la población, que generalmente es MUY diferente a la percepción del riesgo que tienen los científicos, quienes son los encargados de entregar esa información al gobierno. Casos como la información generada durante los brotes de “vaca loca” (encefalopatía esponjiforme bovina), influenza aviar y otras enfermedades han dejado moralejas, pero seguimos sin aprender la lección.
En mi caso, a pesar de haber investigado varios días el origen de este brote, no he podido encontrar evidencias concretas de cómo, dónde y cuándo se inicio. Muchas preguntas quedan abiertas, sin responder. Fallas en la comunicación del riesgo?... de todas maneras!.
Estas dos últimas semanas hemos sido testigos de más ejemplos devastadores de la mala comunicación entre científicos – gobierno – público: el sacrificio de todos los cerdos en Egipto, gobiernos que instan la compra inmediata de antivirales o las vacunaciones masivas, etc. Los mensajes que deberían difundirse son esperanzadores, no caigamos en la desesperación. Sí, hay riesgos de que la influenza A/H1N1 se disemine por el mundo, pero por ahora es un brote de transmisión muy lenta, de baja mortalidad. No es una influenza “porcina” sino “humana”. No se contagia por el consumo de carne de cerdo. Si es diagnosticada a tiempo, sí tiene tratamiento.
Mantenerse bien informado es la clave, además no crea todo lo que le digan o lo que encuentre en internet (hay artículos sin bases científicas que sólo tienden a confundir), y sea capaz de filtrar las noticias. Una buena comunicación es MUY importante y mantenerse informado es lo ideal.
Más información sobre este tema:
http://www.psandman.com/#swineflumsg
http://www.pandemicflu.gov/news/rcommunication.html

Lectura recomendada sobre este tema:
Mad cows and mother's milk: the perils of poor risk communication (452 pages)
By William Leiss, Douglas Alan Powell, 2004
Published by McGill - Queen's Press